Al llevar el prefijo Bio, se tiende a pensar que los biocombustibles no tienen consecuencias medioambientales. Pero, en en algunos casos, esto no es cierto.
Una de las causas es que, pese a que en su origen sólo se utilizaron los restos de otras actividades agrícolas para producir biocombustibles, con su generalización y fomento en occidente, muchos países subdesarrollados del sureste asiático están destruyendo sus selvas para crear plantaciones para biocombustibles. La consecuencia de esto es justo la contraria de lo que se desea conseguir con los biocombustibles: los bosques y selvas limpian más el aire de lo que lo hacen los cultivos que se ponen en su lugar.
Sin embargo, existen experiencias que demuestran que es posible cultivar y cosechar para la fabricación de biocombustibles de manera sostenible en términos ambientales y responsable en términos sociales, especialmente en pequeñas explotaciones agroforestales.
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